Frankenstein o el moderno Prometeo es una obra literaria de la escritora inglesa
Mary Wollstonecraft Shelley.
Publicado en 1818 y enmarcado en la tradición de la novela gótica, el
texto explora temas tales como la moral científica, la creación y
destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con
Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar
en poder con Dios, como una suerte de Prometeo moderno que arrebata el
fuego sagrado de la vida a la divinidad. Es considerado como el primer
texto del género Ciencia Ficción.
Durante
el verano boreal de 1816, el año sin verano, el hemisferio norte
soportó un largo y frío "invierno". Durante este terrible año, Mary
Wollstonecraft Shelley y su marido Percy Bysshe Shelley hicieron una
visita a su amigo Lord Byron que entonces residía en Villa Diodati,
Suiza. Después de leer una antología alemana de historias de fantasmas,
Byron retó a los Shelley y a su médico personal John Polidori a
componer, cada uno, una historia de terror. De los cuatro, sólo Polidori
completó la historia, pero Mary concibió una idea: esa idea fue el
germen de la que es considerada la primera historia moderna de ciencia
ficción y una excelente novela de terror gótico. Pocos días después tuvo
una pesadilla o ensoñación y escribió lo que sería el cuarto capítulo
del libro. Se basó en las conversaciones que mantenían con frecuencia
Polidori y Percy Shelley respecto de las nuevas investigaciones sobre
Luigi Galvani y de Erasmus Darwin que trataban sobre el poder de la
electricidad para revivir cuerpos ya inertes.
También
es interesante señalar que Byron se las arregló para escribir un
fragmento basado en las leyendas sobre vampiros que había oído durante
sus viajes a través de los Balcanes. Polidori utilizó este fragmento
para crear la novela "El Vampiro" en 1819, que es también la primera
referencia literaria de este subgénero del terror. Así que, en cierta
manera, los temas de Frankenstein y el vampiro fueron creados más o
menos en la misma circunstancia.
Para la consecución
final de su obra Mary recurrió a su amado Percy para que le ayudara en
sus errores gramaticales y en la fluidez del texto en 1817, en su
estancia en Marlow. En 1831 Mary llegó a reescribir la obra entera, algo
que ya tenía pensado desde 1818.
Respecto
del personaje del doctor Frankenstein cabe señalar que una referencia
fue el científico amateur Andrew Crosse. Mary Shelley conocía las
actividades de Crosse, contemporáneo suyo, a través de un amigo común.
Andrew Crosse solía experimentar con cadáveres y electricidad (en aquel
entonces una energía apenas estudiada y rodeada de un halo de misterio y
omnipotencia). El 28 de diciembre de 1814 Mary asistió, junto a su
esposo, a una conferencia del extravagante científico. En ella le
conoció personalmente y extrajo muchos datos acerca de la forma en la
que afirmaba crear vida a partir de la electricidad. En 1807, Crosse
había empezado el experimento de creación de vida a partir de
"electro-cristalización" de materia inanimada. El mismo año afirmó haber
creado pequeñas criaturas en forma de insectos que lograban andar y
desenvolverse por sí mismas.
La dura oposición a Crosse
no sólo fue científica sino religiosa y optó por retirarse a la soledad
de su mansión de Fyne Court. Los estamentos eclesiásticos consideraron a
Crosse un ser endemoniado. Se llegó al extremo de que el reverendo
Philip Smith tuvo que celebrar una serie de exorcismos en todas las
propiedades de Andrew Crosse, en sus equipos de trabajo y sobre su
propia persona. Crosse se volvió huraño y desconfiado, aunque continuó
investigando. Sin embargo el 26 de mayo de 1855 tuvo un ataque de
parálisis del que nunca se recuperó. El 6 de julio del mismo año
falleció. La mansión de Fyne Court fue pasto de las llamas, y con ellas
se fueron el laboratorio y los archivos del hombre que afirmó haber
creado vida.
La
novela se subtitula El moderno Prometeo, sugiriendo de esta manera la
principal fuente de su inspiración. Una de las obras favoritas de Byron
era la obra teatral de Esquilo, y el propio Percy Shelley escribió sobre
el tema. Prometeo también se presenta a veces como el escultor de la
humanidad, un titán que, según explicaría esta leyenda, creó al hombre a
partir de la arcilla. La novela no es una simple reescritura del mito
clásico, ya que, a diferencia del titán, el moderno Prometeo no es
castigado por los dioses, sino por su propia creación. En cierto
sentido, el de Prometeo es otra elaboración del mito de diferenciación
entre la humanidad y la naturaleza, por el conocimiento y la técnica, y
el castigo que ello conlleva, y tiene conexiones con la idea bíblica del
demonio. La descripción de la criatura realizada por Mary Shelley se
nutre directamente del personaje de Satán en el "Paraíso perdido" de
John Milton (uno de los hitos en la historia de la literatura británica,
muy valorado por los intelectuales de principios del siglo XVIII).
En
cierta forma Frankenstein es una alegoría de la perversión que puede
traer el desarrollo científico; concebido y escrito durante las fases
tempranas de la revolución industrial, una época de cambios dramáticos,
detrás de los experimentos de Víctor Frankenstein está la búsqueda del
poder divino: ¿qué mayor poder que el propio acto de creación de la
vida? Así, el total desprecio que muestra Frankenstein por la naturaleza
puede ser considerado como símbolo de las fuerzas imperiosas que desata
el permisivo capitalismo naciente, que no respeta la dignidad básica
del ser humano. De hecho, la rebelión de la criatura contra su creador
es un claro mensaje del castigo que deriva del uso irresponsable de la
tecnología, siendo el mal sólo una consecuencia imprevista de este uso.
El
nombre de Frankenstein probablemente alude al pueblo del mismo nombre
(entonces alemán, hoy en Polonia), donde se extraía plata y oro con
nuevos procedimientos químicos que comportaron importantes problemas de
salud. Otra teoría sostiene que refiere a un castillo cercano a
Darmstadt, donde un notorio alquimista, llamado Johann Conrad Dippel,
hizo algunos experimentos con cuerpos humanos. Mary Shelley habría
conocido el castillo durante su viaje a Suiza.
La
elección de la Universidad de la ciudad bávara de Ingolstadt como
escenario de los experimentos de Víctor Frankenstein bien puede
responder a la fama que tenía su departamento de medicina alrededor de
1800, año en el que fue cerrado. También se suele señalar que la
sociedad secreta de los "Illuminati" fue fundada en esta ciudad y que
Percy Shelley era miembro de dicha organización. De hecho, la alquimia
era muy popular entre los románticos en aquella época y en el entorno de
los Shelley. Por otra parte, era una idea corriente que la humanidad
podía llegar a insuflar la chispa de la vida en la materia muerta (
Galvanismo).